Estados, familias y empresas, en
algún momento, pueden necesitar una cantidad de dinero que no tienen para
acometer inversiones importantes o poder sufragar gastos ineludibles.
Cuando un
país tiene que construir un hospital, una autovía y una línea de alta velocidad
en un mismo año, es muy posible que no pueda hacer frente en solo ese año al
coste total de esa inversión.
Se trata, además, de
infraestructuras de las que disfrutarán las personas durante muchos años. No
parece descabellado, entonces, que el Estado se endeude para poder hacer frente
a esas inversiones y vaya devolviendo ese préstamo poco a poco, con los
impuestos pagados por los ciudadanos que las utilizarán en los años venideros.
Una empresa o una familia también
hacen cosas similares. La gran inversión financiera de una familia suele ser la
compra de una vivienda. Difícilmente una familia dispone de dinero ahorrado
para pagar esta casa que piensa utilizar durante muchos años. Parece lógico,
también, que se endeude para adquirirla y la vaya pagando poco a poco con sus
ingresos futuros.
Hace muchos siglos, las personas
que necesitaban dinero se lo pedían a las pocas personas que se sabía que
tenían dinero sobrante, que eran la nobleza y comerciantes, fundamentalmente.
Se empezó a crear un mercado de dinero, es decir, un lugar donde se reunían los
que pedían prestado y los que prestaban. En la actualidad, las personas que
necesitan dinero, con garantías de que lo podrán devolver, acuden a los
intermediarios financieros que son los bancos y las cajas, con multitud de
oficinas que facilitan este encuentro entre gente que necesita dinero y la
gente que tiene dinero sobrante y lo ha depositado en las entidades
financieras.
Esos bancos y cajas solo hacen
eso: actuar
como intermediarios. Nos compran el dinero a través de cuentas corrientes o
depósitos, lo más barato que pueden, y nos venden dinero lo más caro que pueden
a través de créditos o préstamos. Lo
más normal es que para poder comprar por ejemplo un piano se acuda a un banco o
a una caja de ahorros a pedir un préstamo, o una mejor opción es mirar todas
las opciones de prestamos
online que nos ofrecen algunos comparadores webs, teniendo al
alcance de la mano las mejores ofertas en préstamos de multitud de entidades. El dinero para el piano no lo imprime el
banco o la caja, sino que proviene del dinero ahorrado por todos.
Los ahorradores recibirán un interés
del banco o caja por sus cuentas corrientes o depósitos, por ejemplo de un 2%,
y el banco o caja nos concederá un préstamo con un interés mayor, por ejemplo
un 7%. Con este 5% de diferencia o margen, el banco o caja pagará los sueldos
de sus empleados, los alquileres de las oficinas y obtendrá su beneficio.
Al final con el crédito hemos
podido comprar lo más vital. En definitiva, el endeudamiento no es malo ni
bueno, simplemente es necesario para afrontar inversiones importantes para el
futuro de las personas, empresas o estados. Saber cuándo es peligroso
endeudarse y cuándo no lo es, o saber dónde acudir para conseguir un préstamo o
cómo hacer para no endeudarse excesivamente, son cuestiones a tener en cuenta a
la hora de buscar financiación para nuestros proyectos personales, familiares,
empresariales o estatales.
Los préstamos permiten que personas o empresas puedan acceder a bienes que no podrían hacerlo con el dinero que tienen. Si no existieran no podríamos tener una vivienda o las empresas no podrían crecer.
ResponderEliminarLos créditos rápidos son ideales sin necesitas dinero rápido y estás en ASNEF: https://sites.google.com/view/creditos-rapidos/home
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