Los
inversores externos representan un recurso viable para
financiar proyectos emprendedores. Si creen en la idea de
negocio, invertirán.
Sin
embargo, éso también puede llevar aparejado que, una vez que haya
pasado algún tiempo, tal vez querrán un compromiso financiero que
esté más allá de lo que supone en sí la idea de negocio
brillante.
Al
emprendedor se le plantea entonces la consideración de
ofrecer un aval como contraprestación, por ejemplo el aval de una
casa en propiedad. Una buena garantía que enviará un mensaje claro
a los inversores: 'estoy comprometido y esta es mi forma
demostrarlo'.
Es
obvio que no es una buena señal esperar a que se sucedan
acontecimientos críticos para solicitar a inversores y nuevos socios
que se sumen al proyecto, situaciones comprometidas como las de
faltas de liquidez o dificultades con la financiación.
En
la línea de las financiaciones, las ayudas no resultan
atractivas en tanto que sus largos periodos de otorgación no ofrecen
garantías para resultar, si no poco útiles, si determinantes. Puede
que para cuando se entreguen las empresas lleven ya bastantes meses
de actividad y para lo que se las pidió ya no figure entre las
prioridades de las acciones del negocio. Por esa razón, tal vez
habría que considerarlas como ayudas a la explotación de la idea o
del negocio más que como fuentes de financiación.
Una
manera de financiación útil y con una mayor potencialidad son las
de los préstamos especiales sobre recursos de las empresas, locales,
maquinarias, vehículos, naves y demás. Ésto es, con leasing o
renting. El renting facilita la renovación en continuo de los
equipamientos, otras fórmulas como las líneas de descuento y el
factoring mejoran las opciones para endeudarse de forma controlada y
asumible.
La
fórmula perfecta para una financiación de bajo coste y
eficaz existe, sólo hay que evaluar los modelos disponibles y las
condiciones en las que éstas han de pasar del papel a la acción.
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