Saber llevar las críticas, tengan o no tengan razón, no siempre resulta fácil. Puede llegar a minar nuestros convencimientos y lastrar las relaciones con quienes parece que han dejado de alinearse con nosotros. Veamos algunos argumentos y preguntas sensatas que nos pueden ayudar a reconducirnos al camino que queremos seguir, el que mantiene la autoestima intacta y todas las ilusiones acumuladas sobre nuestros proyectos. En tres preguntas básicas:
-Pregunta número 1. ¿Cuáles de todas las acciones desarrolladas no valían el esfuerzo?. Conocer qué fue lo que no funcionó, desde la perspectiva de terceras personas que tal vez no tuvieron la misma implicación que nosotros, no es un problema, es una oportunidad. La oportunidad de enmendar y corregir a tiempo. Se trata de aprovecharse de esa microauditoría externa que son las críticas a la gestión de un proyecto. Lo dicho, un valor, sí, añadido.
-Pregunta número 2. ¿Qué valoraron positivamente?. No todo puede ser negativo. No podemos fijarnos sólo en los que no ha funcionado, también es importante destacar lo que sí ha sido útil y productivo. Con ello podemos avanzar en el proyecto. No, no lo veamos como una tabla de salvación, como si hubiéramos salvado los muebles del desastre, veámoslo más bien como una constatación de que vamos por el buen camino.
-Pregunta número 3. De todos los resultados ¿cuáles me hicieron sentir conforme y hasta orgulloso?. El objetivo de esta pregunta es buscar un apoyo emocional en aquellas circunstancias que pueden alentar lo mejor de nosotros mismos, y, más aún, si somos emprendedores y nos enfrentamos a oportunidades de negocio como soluciones que el mercado o los clientes no son capaces de comprender del todo.
Hablamos de mejorar nuestra moral con una sencilla pregunta que nos aliente y nos reconozca en nuestro fuero interno.
Críticas sí, por favor.
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