Los CRM (customer relationship management)
que antes solo eran conocidos por ser utilizados por las grandes compañías, se
están incorporando a la gestión de las pymes como una herramienta esencial para
aumentar el conocimiento sobre las
necesidades de sus clientes y mejorar, así, la organización de las empresas.
En un mundo
digital, en el que la fidelidad del cliente puede desaparecer a la misma velocidad
con la que se escribe un tweet, es
imprescindible conocer las diferentes
motivaciones de compra. Sabiendo en qué contribuye y en qué no la empresa a
la vida de sus clientes, se puede reducir
costes innecesarios en la cadena de valor.
Esta reducción de
costes se ve multiplicada si, además, se posee un software ERP (sistemas de planificación de recursos empresariales,
por sus siglas en ingles) que administra
los recursos de la compañía para adaptarlos en todo momento a la demanda
del cliente y mejorar así la productividad de las empresas.
Según afirma un
reciente estudio de 2014 de la consultora tecnológica Ovum, que lleva por
título Enterprise Application Software Market Forecast, los CRM experimentarán un fuerte crecimiento en los próximos cuatro
años, con tasas del 10% anual, impulsados por la necesidad de los mercados
tradicionales de incorporarse a las nuevas tecnologías, así como para fortalecer
las capacidades relacionales con el cliente y reducir gastos.
Poseer un CRM puede
proporcionar una información extra a las
pymes que sirva para organizar sus estrategias a corto y medio plazo. Ya no
es necesario esperar a conocer las ventas para saber lo que los clientes
demandan, se pueden adelantar, siendo así más eficientes.
Como explican desde
Sage, empresa especializada en el
desarrollo de software CRM adaptado a las necesidades de cada empresa, la contratación
del software adecuado “permite, gracias a la gestión de clientes, aumentar tus beneficios, impulsar la productividad de tu equipo de fuerza de
ventas y sacar partido de las redes sociales”.
Es, por eso, que el
software CRM puede ayudar a las pymes a
sobrevivir en un mercado cada vez más cambiante y rápido, donde conocer las
tendencias de los clientes antes que nadie, puede suponer la ventaja competitiva que les diferencie de su competencia.
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